domingo, 10 de noviembre de 2019

La Oración Siempre En Primer Lugar

“…ÉL SE APARTABA… PARA ORAR” (Lucas 5:16) 
La oración es el fundamento de tu vida cristiana personal y también lo es de tu ministerio en la iglesia. Así como los cimientos de un edificio lo refuerzan y aseguran, la oración te da algo firme en lo que descansar. Está claro que por eso satanás trabaja sin parar para mantenerte ocupado y para distraerte a fin de que pierdas la comunicación diaria e íntima con tu Padre celestial. Pero hubo una persona contra la que satanás no pudo avanzar cuando buscó interrumpir Su vida de oración: Jesús. Y Él es el gran ejemplo de cómo debería ser tu vida de oración. Comenzó y terminó Su ministerio público en oración. 
En Marcos, capítulo uno, en uno de los días más ajetreados de Su vida, leemos que Jesús se levantó antes del amanecer para orar. Lucas escribió que “Él se apartaba… para orar” (Lucas 5:16). ¡Formaba parte de Su rutina diaria! En el Huerto de Getsemaní, oró con una intensidad que ninguno de nosotros conocerá jamás. ¡No es de sorprender que los discípulos le preguntaran cómo había que orar! ¿Cuál es la importancia de la oración? Veamos a Pedro. Precisamente las oraciones de Cristo impidieron que éste se derrumbara después de negar a su Señor; Sus plegarias lo rescataron y llegaron a convertirlo en un líder de la iglesia. Y la única razón por la que no fallas más veces es porque Jesús también está orando por ti (Juan 17:20, Hebreos 7:2 5). La aplicación práctica es bastante evidente: si Jesús necesitaba orar, tú también. Si estás esperando a que te apetezca o a que te mueva el Espíritu a orar, no lo has captado bien. El Espíritu Santo ya te ha movido a orar mediante la instrucción y el ejemplo que te dejó Cristo. 

“QUIERO… QUE LOS HOMBRES OREN EN TODO LUGAR, LEVANTANDO MANOS SANTAS…” (1 Timoteo 2:8) 

El Poder de la oración en la Biblia 
Pablo, al preparar a Timoteo para el ministerio, quiso que éste entendiera cómo funcionaba la iglesia. Por eso, comenzó con lo fundamental: la oración. Lo que Pablo estaba diciendo era: ‘Antes de ponerte a hacer nada, ora. Antes de enseñar nada, enséñales a los tuyos a orar’. ¿Por qué? Porque si Dios no está de tu parte, ¡nada te saldrá bien! La mayoría entendemos esto con la cabeza. Decimos una oracioncita al salir corriendo de casa, bendecimos la mesa antes de comer, iniciamos el culto con oración, pero pocos comprendemos la verdadera importancia de ésta. Pablo no quería que Timoteo se despistara ni que tuviera la idea errónea respecto al lugar que ocupa la oración en la iglesia. A veces nos engañamos creyendo que podemos “hacer que sucedan cosas” sin orar
Si una iglesia no es de oración, da igual lo bien que predique el pastor, lo bien que cante el coro o lo bonito que sea el edificio; para que la obra progrese, Jesús dijo: “…Mi casa será casa de oración…” (Lucas 19:46 CST)
Oswald Chambers escribió: “Vemos la oración como un medio para conseguir cosas para nosotros, pero el concepto bíblico consiste en que conozcamos cada vez mejor a Dios”. No vas a la iglesia sólo para escuchar un sermón animado o una canción bonita. Vas a encontrarte con Dios. El pastor y el coro son los canales a través de los cuales Él puede hablar, pero no hay nada que sustituya a la oración. No es cuestión de sentimientos; tu crecimiento espiritual y tu supervivencia dependen de ella. Así que si has perdido tu hábito de orar ¡vuelve a recuperarlo! 

“ENSEÑARLES QUE DEBÍAN ORAR SIEMPRE, SIN DESANIMARSE” (Lucas 18:1 DHH)

Si alguien amenazara a tu casa o a los tuyos, ¿no los defenderías? Pues están siendo atacados, aunque el enemigo es invisible. Pablo afirma que gran parte de la responsabilidad a la hora de parar esos ataques corresponde a los varones cristianos.“Quiero… que los hombres oren en todo lugar” (1 Timoteo 2:8). Aquí la palabra “hombres” no se refiere a la raza humana, sino al género masculino. Ahora bien, eso no significa que sólo los hombres tengan que orar, puesto que es una tarea de todo cristiano. Tampoco quiere decir que la oración sea la única tarea, ¡pero sí la primera! John Bunyan dijo: ‘Puedes hacer más cosas además de orar después de haber orado, pero no antes”. 
Santiago escribió: “La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16).Fíjate en la palabra “justo”. Cada uno de los creyentes está revestido de la justicia de Cristo, lo que significa estar a buenas con Dios. Hay dos clases de justicia: la posicional (tu posición delante del Señor) y la práctica. Tienes que practicar la justicia a diario dejando que el Espíritu Santo te limpie, te llene y te use. Igual que no quieres beber de un vaso sucio, Dios no quiere oír las oraciones de un cristiano cuya vida esté llene de basura. La oración a la que Dios responde: 
1) tiene que hacerse con un corazón limpio. 
2) debe ser seria e intensa; no consiste en lanzar al aire unos cuantos deseos para ver cuáles elige cumplirte Dios. 
3) tiene que estar en consonancia con la Palabra de Dios y Sus propósitos. 
4) debe provenir de un corazón firme porque el que duda no recibe nada del Señor(Santiago 1:6-8).