miércoles, 26 de mayo de 2021

Autor de Todas las oraciones de la biblia

El Dr. Herbert Lockyer nació en Londres en 1886 y fue pastor en Escocia e Inglaterra durante 25 años antes de venir a los Estados Unidos en 1935. En 1937 recibió el título honorario de Doctor en Divinidad del Seminario Evangélico del Noroeste. En 1955 regresó a Inglaterra donde vivió durante muchos años. Luego regresó a los Estados Unidos, donde continuó dedicando tiempo al ministerio de la escritura hasta su muerte en noviembre de 1984.
El libro consta de 304 páginas 'A través de la oración nos aferramos a la eternidad' Todas las oraciones de la Biblia no son un mero recital de frases muy usadas, es un derramamiento del corazón a Dios. La pasión y la belleza de la oración, por no hablar de su necesidad y eficacia, se reflejan poderosamente en este notable devocional. El Dr. Herbert W. Lockyer, que cubre la vasta extensión de las oraciones bíblicas, no solo las resume a todas, sino que también le muestra lo que cada libro de la Biblia revela acerca de la oración y su papel en la vida y la historia de la humanidad. Una pequeña muestra de los tipos de oración cubiertos en este libro incluye: * Oración en peligro * Oración y progreso espiritual * Oración sin palabras * Oración de temor * Oración de gratitud * Oración para entender la aflicción * Oración como diálogo * Oración de un afligido corazón * Oración de angustia * Oración por la acción divina Los libros "Todos" de Herbert W. Lockyer le brindan perspectivas enriquecedoras de la vida de la Biblia. Desde los personajes de los que puedes aprender, a las enseñanzas que puedes aplicar, a las promesas en las que puedes apoyarte y las profecías con las que puedes contar, las obras de Lockyer te ayudan a envolver tu mente alrededor de la Biblia y ponerla en tu corazón. Los libros de Lockyer incluyen Todos los apóstoles de la Biblia, Todos los nombres y títulos divinos en la Biblia, Todas las doctrinas de la Biblia, Todos los hombres de la Biblia, Todas las mujeres de la Biblia, Todas las profecías mesiánicas de la Biblia, Todos Los milagros de la Biblia, todas las parábolas de la Biblia, todas las oraciones de la Biblia y todas las promesas de la Biblia. Escribe aquí el resto de la entrada

domingo, 15 de diciembre de 2019

Conoce las cinco formas de Orar

Jesús nos dice a través de la Biblia que debemos orar y vigilar nuestras acciones, nos pide que recemos de forma constante y no sólo presenta la oración como una herramienta útil para comunicarnos con él, sino como algo indispensable para nuestra vida. Los beneficios de la oración son innumerables, nos permite estar más unidos a Dios, nos ayuda a conocerlo haciendo que a su vez lo amemos más, la oración también nos ayuda a escuchar a Dios y a conocer su voluntad de su parte para nosotros, cuando se habla de la voluntad de Dios no se hace referencia a lo que él quiere que seamos, sino a lo que Dios desea que hagamos en todo momento. Además la oración es tomar decisiones con Dios, nos ayuda a desapegarnos de las cosas materiales y a dirigir nuestra mirada a lo sobrenatural, por las razones expuestas debemos orar con fe y no olvidar cada día hacer la oración de la mañana al levantarse, para comenzar nuestro día con la guía de Dios y con el a nuestro lado en todo momento. Formas más frecuentes de orar Oración de Bendición Con esta oración le pedimos a Dios que nos llene de su Gracia, ya que toda bendición proviene de Dios, para ello podemos ir ante un sacerdote para que gracias a su ministerio nos bendiga en nombre de Jesus. Oración de adoración Con la oración de adoración se reconoce humildemente la existencia del Todopoderoso, es que cuando oramos a Dios y lo adoramos nos damos cuenta de su grandeza, santidad y poder. Oración de petición Con la oración de petición le rogamos a Dios por las cosas que realmente necesitamos, todos sabemos que Dios conoce todos los aspectos de nuestra vida, sin embargo, este desea que le pidamos con insistencia, con fe y abiertos a su voluntad; un ejemplo de esto, es el momento en el que Dios vio como el pueblo de Israel sufría, pero no actuó hasta que escucho los gritos de su pueblo. Oración de intercesión En este tipo de oración se reza por los demás, por lo tanto debemos acordarnos cada día de quienes nos rodean y pedir por ellos para que mejoren de enfermedades o puedan solucionar cualquier problema que los aflija con la ayuda de Dios. Oración de acción de gracias Todas las cosas que tenemos las hemos recibido de Dios, muchas las tenemos por nuestro propio esfuerzo, pero Dios intervino para que pudiéramos conseguirlas, por lo tanto hay que agradecerle cada día a través de la oración.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Resumen Por qué debo orar y Por qué orar

¿Por qué debo orar? En Mateo 7:7-8, Jesús nos manda e invita a orar. "Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, sele abre." Con esperanza, fe y confianza en Dios, respondemos a su invitación a orar. ¿Por qué orar? 1. Dios lo ordena Tales amonestaciones como: “Orad sin cesar”; “Dad gracias en todo”; “Velad y orad” y “Orad al Padre” son muy numerosas en la Biblia. Nadie puede ser obediente a Dios sin vivir una vida llena de oración. 2. Es la puerta de entrada a muchas bendiciones El Espíritu Santo es dado “a los que se lo pidan” al Padre (Lucas 11.13). Se le promete poder espiritual al que ora con toda sinceridad (Marcos 9.29). Y además, “la oración de fe salvará al enfermo”, porque la “oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5.15–16). En vista de que Dios oye y contesta la oración de fe sabemos que todo lo que se puede incluir en la oración de fe está a la disposición de aquellos quienes de corazón buscan al Señor por medio de la oración (Mateo 21.22; Marcos 11.24; Juan 11.22). 3. Nos ayuda a crecer espiritualmente Cualquiera que ora, habla con el Señor. Cualquiera que habla con el Señor está en su presencia; y mientras más tiempo esté con él, más será como él. “Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3.18). ¿Ha visto usted a alguno que pasa mucho tiempo con el Señor en oración sincera y ferviente que no crece espiritualmente? Por otro lado, ¿ha visto usted a alguien que no está acostumbrado a la oración que sea espiritual? ¿Verdad que no? Pasar tiempo con Dios en la oración nos ayuda a crecer a su imagen. 4. Nos protege del poder del diablo Imaginemos a Cristo y a los apóstoles en el Huerto de Getsemaní. Mientras están entrando al huerto algunos discípulos se quedan cerca a la orilla, tres le acompañan al interior al tiempo que él va aún más adentro y se arrodilla en oración. Volviéndose a sus discípulos, él los encuentra ya dormidos. Les pregunta: “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26.40–41). Cristo vuelve a los discípulos un total de tres veces y cada vez los encuentra durmiendo. ¿Acaso debemos sorprendemos que en el momento de la prueba Cristo la soporta y los discípulos no? Por ser el Mesías, Jesús sabía que necesitaba esa comunión constante con su Padre, el cual le daba fuerza en cada tentación y prueba. Al igual que Cristo, mientras más íntima sea nuestra comunión con el Padre tanto más frecuente y ferviente serán nuestras oraciones y seremos también más fuertes espiritualmente. ¡Aprendamos esa lección de él! El diablo está obrando cada día más para invadir la vida de los que creen en el Señor. Si a diario queremos vivir en victoria, oremos como nos enseñó Cristo. 5. Es indispensable para recibir poder Cristo, al hablar acerca de echar fuera a cierto tipo de espíritu inmundo, dijo: “Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno” (Marcos 9.29). Veamos también acerca del poder dado a los discípulos en cierta ocasión: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4.31). El hecho de que Dios ha prometido escuchar y contestar las oraciones de su pueblo nos asegura su poder el cual está al alcance de aquellos que mantienen un contacto vivo con él por medio de la oración. 6. Trae plenitud de gozo ¿Qué fue lo que les trajo gozo a los discípulos en la casa de María cuando Pedro fue librado de la cárcel? Ellos habían orado fervientemente y sus oraciones fueron contestadas. Nunca debemos olvidar que la oración no sólo es un deber cristiano y una protección del poder del diablo, sino también es un manantial de sumo gozo para todos los santos de Dios, un gozo que no se puede obtener de ninguna otra manera.

domingo, 1 de diciembre de 2019

LA DIFERENCIA ENTRE “REZAR” Y “ORAR”

¿Qué es rezar? Rezar es “repetir vez tras vez las oraciones usadas por la iglesia”. Para recitar estas oraciones, mucha gente devota emplea el rosario para las ocasiones de rezo. Este conjunto de cuentas la usan para contar la cantidad de recitaciones. La palabra “rosario” también puede referirse al rezar mismo. El rosario más usado está conformado por quince misterios: cinco dolorosos, cinco gozosos, y cinco gloriosos. Los cinco misterios gozosos consisten en cinco etapas de la niñez y la venida de Jesús; los cinco dolorosos, de su sufrimiento y de la crucifixión; los cinco gloriosos son de la resurrección de Jesús, la ascensión, la venida del Espíritu Santo, y la virgen María. Después de cada misterio se reza un padrenuestro, un gloria patri (gloria al padre) y diez avemarías. La iglesia católica recomienda que se rece cinco misterios cada día. Así el padre nuestro se reza cinco veces cada día, el gloria cinco veces y el avemaría cincuenta veces. ¡Eso sí requiere devoción! ¿Pero… lo oye Dios? ¿Qué nos dice la historia? Según la tradición de la Iglesia Católica, Santo Domingo de Guzmán introdujo el rosario al uso común como 1.200 años después de Cristo. Se cuenta que la virgen María le apareció con un rosario en la mano. Ella le dijo: «Toma, con esta arma en la mano tú y cuantos otros la empuñaren, estad seguros de la victoria sobre mis enemigos y los de la iglesia». Santo Domingo estaba luchando contra los movimientos valdenses y albigenses. La Iglesia Católica consideraba herejes a estos movimientos. A estos se refería al decir los enemigos de la iglesia. Pero el sistema de rezar oraciones repetidas con una sarta de cuentas es de origen más antiguo. Aun antes de Cristo, el budismo usó este tipo de devociones. Los budistas todavía lo usan para repetir oraciones memorizadas, como también lo hacen los musulmanes y los hindúes. ¿Pero… los oye Dios? ¿Qué es orar? Dios sí nos oye cuando oramos. Orar es hablar con Dios. Es gozar comunión con Dios. Es acercarnos a su trono. Allí le hablamos a él con palabras sencillas que nacen del corazón de uno mismo. Le adoramos. Le hacemos nuestras peticiones. El que tiene su corazón limpio de pecado por la sangre de Jesús y está entregado a la voluntad de Dios, tiene el privilegio de orar. El que no cumple estas condiciones, puede confesar su pecado a Dios. Si está arrepentido en verdad, Dios le oirá la oración y le limpiará el corazón. La Biblia dice en Hebreos 4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. ¿Qué enseña la Biblia? La Biblia habla mucho de orar. Usa las palabras «oración, orar» y sus derivados 310 veces. Pero la Biblia nunca dice nada de rezar. La palabra «rezar» ni siquiera se encuentra en la Biblia. En Mateo 6:7-8, Jesús nos dice cómo debemos orar: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos: porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”. Recuerda que el sistema de rezar oraciones repetidas tiene origen pagano. Nota que Cristo dijo que los gentiles (o paganos) pensaban que por sus repeticiones serían oídos. Ellos creían que había que insistir y rogarle a Dios para que los oyera. Pero Jesús no sólo dice que tales repeticiones no valen nada, también las prohíbe. Si tenemos el corazón limpio de pecado, él nos oye la primera vez que le hacemos una petición. Pero si tenemos pecado en el corazón, no importa cuántas veces repitamos nuestra petición, no nos escuchará. El salmista reconoció este hecho en el Salmo 66:18: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. Piensa en el padrenuestro de Mateo 6:9-13, la oración modelo dada por el Señor. Nota su sencillez, no usa ninguna repetición. Reconoce que todos necesitamos el perdón de Dios. Bíblicamente hay otra dificultad grave con el rosario. La oración es una forma de adoración. Por ejemplo, en el padrenuestro, Jesús nos enseña a decir: “Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos”. Estas palabras expresan devoción y adoración a Dios. Y Dios las merece. Pero la devoción del rosario se dirige a María, y la Biblia prohíbe terminantemente la adoración a otro ser que no sea Dios: “…Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mt. 4:10). No debemos adorar a ningún ser, sino sólo a Dios. No debemos orar a otro, sino a él. No debemos inclinarnos ante otro. No hay ni siquiera un ejemplo en la Biblia de una persona que orara a María o que le adorara. Sin embargo, el que reza dirige su culto y sus peticiones a María vez tras vez. ¿Aceptará Dios la petición de uno que le desobedece de esa forma? La Biblia nos dice claramente que nuestra única manera de llegar a Dios es por Jesús. Jesús mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6). En Efesios 3:12 dice que tenemos acceso a Dios por medio de la fe en Cristo: “en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él”. La Biblia en ningún lugar menciona a María como medio para llegar a Dios. Mis amigos católicos me dicen: «Nosotros estamos de acuerdo con la obra mediadora de Cristo, pero necesitamos la mediación de María entre nosotros y Cristo». Yo no puedo hacer mejor que responder con la misma Palabra de Dios: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Ti. 2:5). Veamos el siguiente ejemplo para entenderlo mejor: Del agricultor a la mesa del público, ¿cuántos intermediarios hay? Dos, ¿verdad? Los dos intermediarios son el comerciante y el vendedor del mercado. Las oraciones del rezador Ahora, ¿cuántos mediadores hay entre el rezador y Dios? Dos, ¿verdad? Pero la Biblia nos dice muy claramente que hay “un solo mediador entre Dios y los hombres”. Y este es Cristo. El concepto de tener que usar a María como intercesora da a entender que Jesús es tacaño y que cuesta que nos atienda, y que María por ser “su madre humana” tiene más aceptación delante de él que nosotros. Pero esa idea es un concepto errado de Jesús. Él dio su vida por nosotros. ¿Cómo, pues, vamos a creer que él no nos atiende cuando oramos? En conclusión, si Jesús derramó su sangre para darnos entrada a la presencia de Dios, ¿no lo despreciamos si concluimos que no basta y que necesitamos de otro medio? Si podemos hablar directamente con Dios, ¿por qué lo vamos a hacer por medio de otra persona? Si la Biblia dice que hay solamente un mediador entre Dios y nosotros, ¿por qué usar de otro? Si la Biblia prohíbe orar a alguien que no sea Dios, ¿por qué hacerlo? Si Jesús nos oye con una vez que le digamos, ¿por qué usar vanas repeticiones? Si Dios nos ha dicho en su Palabra cómo orar, ¿por qué adoptar un sistema pagano? Si podemos orar, ¿para qué rezar? Escribe aquí el resto de la entrada

domingo, 24 de noviembre de 2019

6 razones para ORAR

1. Dios lo ordena
Tales amonestaciones como: “Orad sin cesar”; “Dad gracias en todo”; “Velad y orad” y “Orad al Padre” son muy numerosas en la Biblia. Nadie puede ser obediente a Dios sin vivir una vida llena de oración. 

2. Es la puerta de entrada a muchas bendiciones
El Espíritu Santo es dado “a los que se lo pidan” al Padre (Lucas 11.13). Se le promete poder espiritual al que ora con toda sinceridad (Marcos 9.29). Y además, “la oración de fe salvará al enfermo”, porque la “oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5.15–16). En vista de que Dios oye y contesta la oración de fe sabemos que todo lo que se puede incluir en la oración de fe está a la disposición de aquellos quienes de corazón buscan al Señor por medio de la oración (Mateo 21.22; Marcos 11.24; Juan 11.22). 

3. Nos ayuda a crecer espiritualmente 
Cualquiera que ora, habla con el Señor. Cualquiera que habla con el Señor está en su presencia; y mientras más tiempo esté con él, más será como él. “Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3.18). ¿Ha visto usted a alguno que pasa mucho tiempo con el Señor en oración sincera y ferviente que no crece espiritualmente? Por otro lado, ¿ha visto usted a alguien que no está acostumbrado a la oración que sea espiritual? ¿Verdad que no? Pasar tiempo con Dios en la oración nos ayuda a crecer a su imagen. 

4. Nos protege del poder del diablo 
Imaginemos a Cristo y a los apóstoles en el Huerto de Getsemaní. Mientras están entrando al huerto algunos discípulos se quedan cerca a la orilla, tres le acompañan al interior al tiempo que él va aún más adentro y se arrodilla en oración. Volviéndose a sus discípulos, él los encuentra ya dormidos. Les pregunta: “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26.40–41). Cristo vuelve a los discípulos un total de tres veces y cada vez los encuentra durmiendo. ¿Acaso debemos sorprendemos que en el momento de la prueba Cristo la soporta y los discípulos no? Por ser el Mesías, Jesús sabía que necesitaba esa comunión constante con su Padre, el cual le daba fuerza en cada tentación y prueba. Al igual que Cristo, mientras más íntima sea nuestra comunión con el Padre tanto más frecuente y ferviente serán nuestras oraciones y seremos también más fuertes espiritualmente. ¡Aprendamos esa lección de él! El diablo está obrando cada día más para invadir la vida de los que creen en el Señor. Si a diario queremos vivir en victoria, oremos como nos enseñó Cristo. 

5. Es indispensable para recibir poder 
Cristo, al hablar acerca de echar fuera a cierto tipo de espíritu inmundo, dijo: “Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno” (Marcos 9.29). Veamos también acerca del poder dado a los discípulos en cierta ocasión: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4.31). El hecho de que Dios ha prometido escuchar y contestar las oraciones de su pueblo nos asegura su poder el cual está al alcance de aquellos que mantienen un contacto vivo con él por medio de la oración. 

6. Trae plenitud de gozo 
¿Qué fue lo que les trajo gozo a los discípulos en la casa de María cuando Pedro fue librado de la cárcel? Ellos habían orado fervientemente y sus oraciones fueron contestadas. Nunca debemos olvidar que la oración no sólo es un deber cristiano y una protección del poder del diablo, sino también es un manantial de sumo gozo para todos los santos de Dios, un gozo que no se puede obtener de ninguna otra manera.

domingo, 17 de noviembre de 2019

7 Reflexiones sobre la Oración

1. La oración debe ser sencilla y directa 
La oración modelo de Jesús es el modelo perfecto de esta clase de oración (Mateo 6.9–13). Las enseñanzas de Cristo que preceden y siguen esta oración nos deberían enseñar de qué manera debemos orar. Cristo prohíbe las “vanas repeticiones”. Aun en la oración pública debemos dirigir nuestra oración a Dios y no a la gente que nos escucha. Dios no necesita la elocuencia ni las oraciones largas para convencerlo de que somos sinceros. Todas nuestras oraciones deben brotar de un corazón de fe. Debemos dirigir todas nuestras oraciones a Dios, ya sea o no para que otras personas nos escuchen. 

2. Debemos orar por toda la humanidad 
(Posiblemente la única excepción a esto se encuentra en 1 Juan 5.16.) Pablo aconseja que se hagan súplicas y oraciones “por todos los hombres” (1 Timoteo 2.l). La Biblia nos enseña a orar por los fieles y los pecadores, especialmente por aquellos que están en posiciones de autoridad y responsabilidad (Efesios 6.18–19; Filipenses 1.8–9; Colosenses 4.3; 1 Tesalonicenses 5.25; 2 Tesalonicenses 1.11; 3.1; 1 Timoteo 2.1–2, 8). 

3. Debemos orar con corazones llenos de amor y con un espíritu perdonador 
La oración de Cristo en la cruz y la de Esteban en el tiempo de su martirio son ejemplos de cómo debemos orar por los enemigos. Cristo dijo: “Si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6.14–15). La oración aceptable no se mezcla con la malicia. 

4. La oración frecuente y ferviente pertenece a la vida cristiana 
¿Ha notado usted cuántas veces se encuentran en la Biblia frases como éstas: “Orad sin cesar”, “Velad y orar”, “Orad por nosotros”? La oración es el aliento del cristiano. Cuanto más profunda sea nuestra vida espiritual, tanto más respiraremos. ¿Cómo una persona que profesa tener una fe viva en Dios puede vivir sin pasarse mucho tiempo en oración y aun así afirma que se preocupa por la causa de Cristo y el bienestar del hombre? He aquí sólo unas pocas cosas de las muchas que se pueden recordar en las oraciones diarias: su propia familia, los enfermos en su comunidad, sus pastores, las pruebas y tentaciones que usted y otros enfrentan. 

5. Es necesario que haya un buen orden en la oración 
La quietud y la reverencia son dos factores importantes en la oración. Recordemos que al orar estamos hablando con Dios. Para evitar la confusión que hay cuando muchos oran al mismo tiempo en voz alta, las oraciones de la congregación deben ser dirigidas por una sola persona a la vez. No debemos permitir que exista ningún obstáculo entre nosotros y Dios. Las cabezas de las mujeres deben estar cubiertas (1 Corintios 11.4–6). Debemos recordar también que las manos que se elevan en oración deben ser “manos santas” (1 Timoteo 2.8). La postura que adoptamos al orar es importante. Aunque en la Biblia aparecen algunos casos donde la gente se puso de pie para orar, en la mayoría de los casos se arrodillaban ante el Señor y a veces se postraban sobre sus rostros (Salmo 95.6; Números 16.22; 2 Crónicas 6.13). El sólo hecho de inclinar la cabeza no armoniza con la reverencia y humildad que deberían caracterizar toda oración verdadera. En las escrituras también encontramos que muchas personas se arrodillaron cuando oraron: Salomón en la dedicación del templo (1 Reyes 8.54), Daniel bajo una carga pesada (Daniel 6.10), Jesús en Getsemaní (Lucas 22.41), Esteban en el tiempo de su martirio (Hechos 7.60) y Pablo antes de partir (Hechos 21.5). Todo cristiano humilde debe decir: “Doblo mis rodillas ante el Padre” (Efesios 3.14). 

6. Cultos de oración 
Resulta muy provechoso que los cristianos se reúnan para orar, pero debe ser en un espíritu de adoración. La Biblia menciona varios cultos de oración donde se manifestó el gran poder de Dios (Hechos 1.12–14; 4.23–31; 12.5, 12). Cuando los creyentes oran con sinceridad, pensando y sintiendo de la misma manera, ellos se gozan al hablar con el Señor. 

7. El poder de la oración privada 
La oración pública fue practicada en el tiempo de los apóstoles y la misma debería ser practicada hoy también. Pero la prueba de fuego no está en la oración pública, sino en las oraciones privadas donde solamente Dios escucha. Los hombres han orado con elocuencia en público y sin tener la más mínima fe ni reverencia. Sin embargo, el que ora en secreto sin tener ningún motivo especial, tan sólo traer sus peticiones al Señor, el mismo será escuchado en el cielo. “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6.6). La oración es el poder que mueve la mano que gobierna al mundo. Quienquiera que viene ante Dios orando con sinceridad, fe y perseverancia toca el brazo de Aquél a quien todas las cosas le son posibles. Hay montañas de dificultades por todas partes, mas por medio del poder de Dios son movidas por la oración de fe (Mateo 17.20–21). En las cámaras secretas del corazón, donde nadie podrá impedir que nos acerquemos a Dios en oración, hay grandes fortalezas que el diablo no podrá destruir, porque “para Dios todo es posible”.

domingo, 10 de noviembre de 2019

La Oración Siempre En Primer Lugar

“…ÉL SE APARTABA… PARA ORAR” (Lucas 5:16) 
La oración es el fundamento de tu vida cristiana personal y también lo es de tu ministerio en la iglesia. Así como los cimientos de un edificio lo refuerzan y aseguran, la oración te da algo firme en lo que descansar. Está claro que por eso satanás trabaja sin parar para mantenerte ocupado y para distraerte a fin de que pierdas la comunicación diaria e íntima con tu Padre celestial. Pero hubo una persona contra la que satanás no pudo avanzar cuando buscó interrumpir Su vida de oración: Jesús. Y Él es el gran ejemplo de cómo debería ser tu vida de oración. Comenzó y terminó Su ministerio público en oración. 
En Marcos, capítulo uno, en uno de los días más ajetreados de Su vida, leemos que Jesús se levantó antes del amanecer para orar. Lucas escribió que “Él se apartaba… para orar” (Lucas 5:16). ¡Formaba parte de Su rutina diaria! En el Huerto de Getsemaní, oró con una intensidad que ninguno de nosotros conocerá jamás. ¡No es de sorprender que los discípulos le preguntaran cómo había que orar! ¿Cuál es la importancia de la oración? Veamos a Pedro. Precisamente las oraciones de Cristo impidieron que éste se derrumbara después de negar a su Señor; Sus plegarias lo rescataron y llegaron a convertirlo en un líder de la iglesia. Y la única razón por la que no fallas más veces es porque Jesús también está orando por ti (Juan 17:20, Hebreos 7:2 5). La aplicación práctica es bastante evidente: si Jesús necesitaba orar, tú también. Si estás esperando a que te apetezca o a que te mueva el Espíritu a orar, no lo has captado bien. El Espíritu Santo ya te ha movido a orar mediante la instrucción y el ejemplo que te dejó Cristo. 

“QUIERO… QUE LOS HOMBRES OREN EN TODO LUGAR, LEVANTANDO MANOS SANTAS…” (1 Timoteo 2:8) 

El Poder de la oración en la Biblia 
Pablo, al preparar a Timoteo para el ministerio, quiso que éste entendiera cómo funcionaba la iglesia. Por eso, comenzó con lo fundamental: la oración. Lo que Pablo estaba diciendo era: ‘Antes de ponerte a hacer nada, ora. Antes de enseñar nada, enséñales a los tuyos a orar’. ¿Por qué? Porque si Dios no está de tu parte, ¡nada te saldrá bien! La mayoría entendemos esto con la cabeza. Decimos una oracioncita al salir corriendo de casa, bendecimos la mesa antes de comer, iniciamos el culto con oración, pero pocos comprendemos la verdadera importancia de ésta. Pablo no quería que Timoteo se despistara ni que tuviera la idea errónea respecto al lugar que ocupa la oración en la iglesia. A veces nos engañamos creyendo que podemos “hacer que sucedan cosas” sin orar
Si una iglesia no es de oración, da igual lo bien que predique el pastor, lo bien que cante el coro o lo bonito que sea el edificio; para que la obra progrese, Jesús dijo: “…Mi casa será casa de oración…” (Lucas 19:46 CST)
Oswald Chambers escribió: “Vemos la oración como un medio para conseguir cosas para nosotros, pero el concepto bíblico consiste en que conozcamos cada vez mejor a Dios”. No vas a la iglesia sólo para escuchar un sermón animado o una canción bonita. Vas a encontrarte con Dios. El pastor y el coro son los canales a través de los cuales Él puede hablar, pero no hay nada que sustituya a la oración. No es cuestión de sentimientos; tu crecimiento espiritual y tu supervivencia dependen de ella. Así que si has perdido tu hábito de orar ¡vuelve a recuperarlo! 

“ENSEÑARLES QUE DEBÍAN ORAR SIEMPRE, SIN DESANIMARSE” (Lucas 18:1 DHH)

Si alguien amenazara a tu casa o a los tuyos, ¿no los defenderías? Pues están siendo atacados, aunque el enemigo es invisible. Pablo afirma que gran parte de la responsabilidad a la hora de parar esos ataques corresponde a los varones cristianos.“Quiero… que los hombres oren en todo lugar” (1 Timoteo 2:8). Aquí la palabra “hombres” no se refiere a la raza humana, sino al género masculino. Ahora bien, eso no significa que sólo los hombres tengan que orar, puesto que es una tarea de todo cristiano. Tampoco quiere decir que la oración sea la única tarea, ¡pero sí la primera! John Bunyan dijo: ‘Puedes hacer más cosas además de orar después de haber orado, pero no antes”. 
Santiago escribió: “La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16).Fíjate en la palabra “justo”. Cada uno de los creyentes está revestido de la justicia de Cristo, lo que significa estar a buenas con Dios. Hay dos clases de justicia: la posicional (tu posición delante del Señor) y la práctica. Tienes que practicar la justicia a diario dejando que el Espíritu Santo te limpie, te llene y te use. Igual que no quieres beber de un vaso sucio, Dios no quiere oír las oraciones de un cristiano cuya vida esté llene de basura. La oración a la que Dios responde: 
1) tiene que hacerse con un corazón limpio. 
2) debe ser seria e intensa; no consiste en lanzar al aire unos cuantos deseos para ver cuáles elige cumplirte Dios. 
3) tiene que estar en consonancia con la Palabra de Dios y Sus propósitos. 
4) debe provenir de un corazón firme porque el que duda no recibe nada del Señor(Santiago 1:6-8).