¿Por qué debo orar?
En Mateo 7:7-8, Jesús nos manda e invita a orar.
"Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, sele abre."
Con esperanza, fe y confianza en Dios, respondemos a su invitación a orar.
¿Por qué orar?
1. Dios lo ordena
Tales amonestaciones como: “Orad sin cesar”; “Dad gracias en todo”; “Velad y orad” y “Orad al Padre” son muy numerosas en la Biblia. Nadie puede ser obediente a Dios sin vivir una vida llena de oración.
2. Es la puerta de entrada a muchas bendiciones
El Espíritu Santo es dado “a los que se lo pidan” al Padre (Lucas 11.13). Se le promete poder espiritual al que ora con toda sinceridad (Marcos 9.29). Y además, “la oración de fe salvará al enfermo”, porque la “oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5.15–16). En vista de que Dios oye y contesta la oración de fe sabemos que todo lo que se puede incluir en la oración de fe está a la disposición de aquellos quienes de corazón buscan al Señor por medio de la oración (Mateo 21.22; Marcos 11.24; Juan 11.22).
3. Nos ayuda a crecer espiritualmente
Cualquiera que ora, habla con el Señor. Cualquiera que habla con el Señor está en su presencia; y mientras más tiempo esté con él, más será como él. “Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3.18). ¿Ha visto usted a alguno que pasa mucho tiempo con el Señor en oración sincera y ferviente que no crece espiritualmente? Por otro lado, ¿ha visto usted a alguien que no está acostumbrado a la oración que sea espiritual? ¿Verdad que no? Pasar tiempo con Dios en la oración nos ayuda a crecer a su imagen.
4. Nos protege del poder del diablo
Imaginemos a Cristo y a los apóstoles en el Huerto de Getsemaní. Mientras están entrando al huerto algunos discípulos se quedan cerca a la orilla, tres le acompañan al interior al tiempo que él va aún más adentro y se arrodilla en oración. Volviéndose a sus discípulos, él los encuentra ya dormidos. Les pregunta: “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26.40–41). Cristo vuelve a los discípulos un total de tres veces y cada vez los encuentra durmiendo. ¿Acaso debemos sorprendemos que en el momento de la prueba Cristo la soporta y los discípulos no?
Por ser el Mesías, Jesús sabía que necesitaba esa comunión constante con su Padre, el cual le daba fuerza en cada tentación y prueba. Al igual que Cristo, mientras más íntima sea nuestra comunión con el Padre tanto más frecuente y ferviente serán nuestras oraciones y seremos también más fuertes espiritualmente. ¡Aprendamos esa lección de él! El diablo está obrando cada día más para invadir la vida de los que creen en el Señor. Si a diario queremos vivir en victoria, oremos como nos enseñó Cristo.
5. Es indispensable para recibir poder
Cristo, al hablar acerca de echar fuera a cierto tipo de espíritu inmundo, dijo: “Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno” (Marcos 9.29). Veamos también acerca del poder dado a los discípulos en cierta ocasión: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4.31). El hecho de que Dios ha prometido escuchar y contestar las oraciones de su pueblo nos asegura su poder el cual está al alcance de aquellos que mantienen un contacto vivo con él por medio de la oración.
6. Trae plenitud de gozo
¿Qué fue lo que les trajo gozo a los discípulos en la casa de María cuando Pedro fue librado de la cárcel? Ellos habían orado fervientemente y sus oraciones fueron contestadas. Nunca debemos olvidar que la oración no sólo es un deber cristiano y una protección del poder del diablo, sino también es un manantial de sumo gozo para todos los santos de Dios, un gozo que no se puede obtener de ninguna otra manera.